Con este nombre se designa un juego de naipes de origen francés en el cual cada jugador recibe tres cartas, y luego se muestra otra que indica el palo de triunfo. El resto de las cartas se van levantando una por una hasta el final del mazo. El nombre original del juego --en francés brisque-- proviene del apellido de un pésimo actor del siglo XVII y gran jugador de brisca, que se llamaba Briscambille o Briscambulle.
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