Del latín iuridicus, formado con ius ‘derecho’ y dicere ‘decir’, dio lugar a una vasta familia de términos vinculados al derecho. Iurisconsultus se formó mediante iuridicus y consulere ‘pedir consejo’ y tomó la forma jurisconsulto. Iurisprudens, -entis dio lugar en español a jurisprudente, empleada en nuestra lengua desde comienzos del siglo XVIII, se compone de iuris y prudens ‘sabio’, ‘informado’, ‘enterado’. A la misma familia de palabras pertenece jurar, del latín iurare, utilizada inicialmente con el sentido de ‘formular una declaración poniendo a un dios como testigo’. Ovidio decía iurare deos (jurar por los dioses) y iurare per Iovem (jurar por Júpiter).
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