Cabe pensar que los monjes medievales, encerrados en sus monasterios, con el pensamiento limitado por los muros de la filosofía escolástica, mantenían entre sí conversaciones triviales, limitadas a la vida cotidiana. La expresión discusión bizantina o bizantinismo alude a las discusiones vacías que algunos afirman que eran comunes en la Iglesia en los tiempos del Imperio romano de Oriente. Se dice que cuando los otomanos estaban a punto de tomar Bizancio, los dignatarios eclesiásticos y los gobernantes estaban ocupados en discutir el sexo de los ángeles. En esas discusiones se hizo habitual la expresión tichi michi ‘para ti, para mí’ en latín vulgar, formada a partir del latín clásico tibi, mihi. Hacia mediados del siglo XVII, surgió en español el vocablo tiquismiquis para referirse a ‘reparos o escrúpulos por motivos de ínfima importancia’ o a ‘modos corteses ridículamente afectados’.
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