Este adjetivo se aplica a las personas, costumbres o ideas que se tienen por españolas a ultranza o que se defienden como tales y sirven de bandera o estandarte en la lucha contra cualquier influencia extranjera en España. Hoy se usa generalmente de manera despectiva.
Por dar un ejemplo, se puede calificar como carpetovetónica la lucha que entablaba hasta hace unas pocas décadas la Academia española contra el ingreso a nuestra lengua palabra procedentes principalmente del inglés, al punto que la tacha de anglicismo caía como una lápida de cemento sobre los vocablos que procedían del esa lengua.
En otros tiempos había sufrido el mismo destino los vocablos que procedían del francés, lengua que ejerció gran influencia sobre el castellano en la época de los reyes franceses. Sin embargo, con el paso del tiempo, muchos galicismos dejaron de ser tales y fueron incorporados a nuestra lengua sin que los hablantes sean capaces de reconocer su origen “espurio”.
Eran actitudes carpetovetónicas de filólogos y gramáticos, cuyos ecos resuenan todavía hoy, ya amortiguados por la implacabilidad del tiempo.
Es muy conocida la carpetovetónica frase escrita por Miguel de Unamuno en 1906 ¡que inventen ellos! refiriéndose a las invenciones que venían de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos. Seguramente la luz eléctrica nos alumbrará tan bien como lo hace en el lugar donde fue inventada, agregaba, para sostener que el papel de España no era desarrollar la ciencia, sino la cultura, las artes, las humanidades que fortalecerian a Europa. Esta actitud carpetovetónica retrasó en muchos años el desarrollo de España.
Nuestra palabra de hoy tuvo origen en una alianza celebrada en el siglo II a. C. por dos pueblos celtas prehistóricos, los carpetanos y los vetones, que les permitió una de las raras victorias sobre los conquistadores romanos.
Claro que en esa época no existían España ni los españoles, ni mucho menos lengua y cultura ú, que permitieran justificar hoy el uso de la palabra. La península ibérica era habitada por etnias tan diversas como los iberos, los celtas, los celtíberos, los turdetanos, los lusitanos, por lo que la alianza entre los carpetanos y los vetones estaba lejos de representar a los españoles, que surgirían mucho después, como fruto de la unificación lingüística y cultural promovida justamente por los romanos. Sin embargo, el simbolismo se instaló y la palabra también.
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