Tiene el mismo origen que lícito: el latín licitus ‘permitido’, participio pasivo del verbo licere ‘ser lícito’ o, también, ‘estar en venta’. De ahí el significado de licencia con el sentido de ‘permiso’ y de licenciado como aquel que tiene un permiso otorgado por una universidad para ejercer una determinada actividad. La idea de permisividad a que alude licere aparece también en licencioso, palabra que se refiere al uso abusivo y descontrolado de la libertad. Del otro significado del verbo latino, ‘estar en venta’, se derivó licitación y toda su familia: licitar, licitante, licitador.
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