La gardenia es una hermosa flor originaria de China, de color blanco, amarillo o azul, de delicada fragancia, que florece en árboles y arbustos de hojas perennes de la familia de las rubiáceas. El botánico sueco Carl von Linneo (1707-1778) le dio ese nombre en homenaje al naturalista y médico estadounidense de origen escocés Alexander Garden (1730-1791), como reconocimiento a su contribución a la clasificación de las plantas del Nuevo Mundo.
Se conocen unas doscientas especies de gardenias, nativas de las regiones subtropicales del Asia y de áfrica. La variedad menuda denominada Gardenia radicans es una de las flores preferidas por los especialistas en el milenario arte japonés del bonsái, que consiste en disponer en una bandeja pequeños ejemplares de árboles o arbustos para representar en ese espacio un fragmento de la naturaleza, pero los floristas suelen privilegiar, por su fragancia, la variante china Gardenia jasminoides.
La palabra gardenia fue usada por primera vez en español por la novelista Emilia Pardo Bazán en su obra Insolación (1888), en el texto abajo citado, y fue incorporada al diccionario de la Real Academia en 1899.
Tome usted para que se calle. Desprendí la gardenia y se la ofrecí. Entonces hizo mil remilgos y zalemas. —Si yo no pretendía tanto... Con el rabillo me contentaba, o con media hoja que usted le arrancase... ¡Una gardenia para mí solo! No sé cómo lucirla...
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