Entre los latinos, el verbo vindicare tuvo durante mucho tiempo el sentido de 'reivindicar' o 'reclamar en juicio'. En Tácito, vindicare sibi prospera significaba 'atribuirse éxito o prosperidad' y para otros autores clásicos, vindicare era también 'liberar a alguien'. Pero fue Séneca quien lo empleó con la denotación de 'vengar': vindicare se ab aliquo (vengarse de alguien).
En francés antiguo, vengarse se decía venger y, más tarde, vencher, palabra a partir de la cual, en el siglo XIII, se formó revancher, con el mismo significado, y de ahí surgió luego el sustantivo revanche 'venganza', que llegó al castellano hacia mediados del siglo XIX, aunque durante muchos años fue condenado como galicismo. Sin embargo, en inglés, una lengua con menos complejos de pureza, ya era empleada en el siglo XIV bajo la forma revenge.
Volvamos a los antiguos romanos: del verbo vindicare se formó en latín el sustantivo vindicta, que llegó al romance hispánico como 'venganza' y al italiano como 'vendetta'.
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