Cometer desfalco, es decir, apropiarse de dinero o de valores que se tenían en custodia en función de un cargo o profesión. Es cometer una fraude financiero, que también se llama malversación; constituye un delito contra la propiedad, pero se distingue del hurto por el hecho de que el delincuente estaba en posesión de los bienes desfalcados debido a su cargo.
El Diccionario de la lengua española le atribuye otro significado, que no se verifica en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), de la propia Academia: ‘derribar a alguien del favor, privanza o amistad que gozaba’.
Un ejemplo del significado que definimos en el primer párrafo aparece en este texto de Mario Vargas Llosa en La fiesta del Chivo (Alfaguara, 2000): ¿Aparecerían La Nación y El Caribe llenos de informaciones asquerosas sobre sus robos, desfalcos, traiciones, crímenes?
La palabra proviene del italiano defalcare, difalcare o diffalcare (las tres formas son correctas), que la tomó del bajo latín y diffalcàre, formada por el prefijo da- y el alto alemán antiguo falgan ‘arrancar por la fuerza’, ‘despojar’, ‘quitar’.
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