Palabra poco usada en el lenguaje corriente, oropel designa una ‘lámina de latón, muy batida y adelgazada, que imita al oro’. Por extensión, se aplica a los objetos de poco valor y mucha apariencia. Llegó a nuestra lengua procedente del francés oripel, que también se usó en forma despectiva como oripeau. El origen de oripel es la expresión aurea pellis, ‘piel (de animal) de oro o dorada’, empleada por Séneca en su Medea. En el Diccionario latino español (1495), de Nebrija, oropel ya figuraba como aurea pellis, mientras que en el de Sobrino, se definía como oripeau, léton batu en feuille ‘hoja de latón martillada’. En el Diccionario de la Academia de 1727 se explicaba que la lámina de latón martillada se llamaba así “por quedar con un color que parece oro y estirada como piel”.
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