Desde muy antiguo, se llama así a la persona extremadamente necia o simple, como vemos en este texto extraído de Las siete partidas (1260), del rey Alfonso X el Sabio:
Sañudo estando algund onbre enbriago o enfermo de grand enfermedad o estando sandio o desmemoriado de manera que quisiese matar asi mesmo o aotro & non touiese arma nin otra cosa con que podiese conplir su voluntad [...].
El Diccionario de la Academia indica que la etimología de sandio es desconocida, pero Corominas sugiere la frase Sancte Deus, usada como exclamación de piedad ante un imbécil.
De sandio se derivan palabras como sandez 'simpleza', 'necedad' y 'ensandecer', que significa 'volver loco o imbécil'. En portugués, dio lugar a sandeu 'sandio' y sandice 'sandez'.
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