Cobertor relleno con el plumón del éider (una variedad de pato del norte de Europa) o, por extensión, con otros materiales.
En las campiñas heladas de Islandia y de los países escandinavos, las aves migratorias huyen del frío invernal volando hacia el sur para no morir congeladas. De las que permanecen en aquellas gélidas regiones, solo sobreviven las que han desarrollado hábitos para protegerse del frío.
Un buen ejemplo de estas es el éider (Somateria mollissima, una especie de pato que construye con sus propias plumas un nido a prueba del frío y que, además, usa las plumas para empollar sus huevos. Al ser descubierta esta práctica de supervivencia, los hombres empezaron a utilizar las plumas (dun) del ejder –tal su nombre en sueco– para fabricar unos acolchados a los que llamaron ejderdum, palabra que, a su vez, proviene del islandés oedhardun (de oedhar, genitivo de oedhr –éider– más dun ‘abajo’ en nórdico antiguo; o sea que oedhardun se puede traducir literalmente por ‘lo de abajo del éider’).
El hombre buscó imitar al éider: juntó sus plumas e hizo con ellas una manta acolchada, que en francés se llamó ‘édredon, en inglés eiderdown y en español edredón. :
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