Aparece por primera vez en nuestra lengua en los poemas de Berceo, en la primera mitad del siglo XIII, para denominar a los cristianos que viajaban a Roma o a Palestina para visitar los lugares sagrados, a veces como castigo autoimpuesto para pagar determinados pecados, y en otras ocasiones para cumplir penas canónicas. De aquellos peregrinos surgiría posteriormente la idea de las Cruzadas...
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