Escarlata designa un color ‘carmesí fino’, más suave que el de la cochinilla. En la Antigüedad clásica y durante la Edad Media, era muy apreciada cierta tela de ese color, fabricada en Bizancio y utilizada por príncipes y autoridades. El español recoge el nombre de esta tela y de este color desde el siglo XIII, pero sólo aparece registrado en un diccionario en 1611, en la obra de Covarrubias, que define así el término: Es la color subida y fina del carmesí, o grana fina: y desta seda, o paño, se vestían los grandes Principes, y oy dia es la color del abito de los Cardenales, y de algunas potestades seglares, en quanto a la color, difiriendo en el abito y traje. El padre Guadix dize ser nombre Arabigo, corrompido de ixquerlat, que sinifica lo que hemos dicho: y corrompido escarlata: el Frances vsa del mesmo vocablo y la llama Scarlatte, según el diccionario Galico, Graeco, Latino. Tal como indica Covarrubias, la palabra procede del árabe hispánico ixquerlat, derivado de siqillat, que en el siglo VII significaba ‘tela de seda entretejida con hilos de oro’. Siqillat, por su parte, provenía del griego bizantino sigillatos ‘tejido de lana o lino con dibujos en forma de anillos o círculos’, que tuvo origen en el latín textum sigillatum ‘tela sellada o marcada’. A partir del siglo XIX, la medicina adoptó la palabra escarlatina para designar una fiebre eruptiva caracterizada por un exantema o fuerte enrojecimiento de la piel, fiebre muy alta y angina.
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