Esta palabra, aunque muy poco usada y conocida casi por nadie, continúa figurando como una reliquia en el diccionario de la Academia, con dos significados: (1) Procesión de fantasmas o fantasma que se ofrece la vista por la noche, causando pavor y espanto y, por extensión de significado (2) Persona muy alta y seca, mal vestida.
Observamos que pavor y espanto significan prácticamente lo mismo, según el propio diccionario, por lo que una de las dos palabras estaría sobrando en la definición, de acuerdo con las normas lexicográficas más aceptadas.
Según Corominas (1980), la palabra proviene del latín hŏstis antīquus, o sea, ‘el viejo enemigo’, que la Iglesia católica, ni corta ni perezosa aplicó al demonio. En castellano, huest antiguo tomó el género femenino por causa del género de hueste.
El etimólogo catalán que la palabra procede de la creencia germánica en la cabalgata nocturna del dios Wodan y sus seguidores, que se mantienen marcha constante y no pueden detenerse para reposar. Esta idea pagana se arraigó con tanta fuerza en el pueblo cristiano medieval, que el clero, deseoso de apagar el recuerdo del paganismo, la identificó con una procesión de demonios o de almas condenadas a cabalgar por toda la eternidad.
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