Por lo terrible de sus revelaciones, apocalipsis se ha convertido en la palabra preferida de los predicadores que anuncian el fin del mundo, poniendo las manos sobre la Biblia, pero en realidad, denomina genéricamente los antiguos escritos judíos o cristianos (especialmente el último libro canónico del Nuevo Testamento, atribuido a San Juan) que contienen revelaciones, en particular sobre el fin del mundo, casi siempre presentadas en forma de visiones. Algunos estudiosos creen que el Apocalipsis del Nuevo Testamento es una colección de trabajos de varios autores desconocidos que habrían vivido en el último cuarto del siglo I. Apocalipsis es la revelación profética de un acontecimiento dramático para la humanidad, en el que las fuerzas del Mal vencen a las del Bien en un gran cataclismo que constituirá el fin del mundo. Según otras interpretaciones de los mismos textos religiosos, habrá un cataclismo cósmico en el cual Dios destruirá los poderes dominantes del Mal e instaurará la supremacía del Bien en un reinado mesiánico. A pesar de que el Apocalipsis bíblico es el más conocido en nuestra civilización, la literatura apocalíptica se remonta a la religión persa, fundada en el siglo VI a. de C. por el profeta Zoroastro. Su nombre deriva del latín apocalipsis, que proviene, a su vez, del griego apokalypsis, que significa ‘acto de descubrir, descubrimiento, revelación’.
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