Se trata de un adjetivo que se emplea casi exclusivamente como modificador de glándula, en el sintagma glándula pineal que denomina la epífisis, situada en el cuerpo calloso del cerebro, el túnel que conecta ambos hemisferios, donde se produce la hormona llamada melatonina, derivada de la serotonina, que afecta la regulación de los patrones del sueño, los llamados ritmos circadianos. La palabra se emplea también en el sintagma ojo pineal, según veremos más abajo.
Por su forma cónica, la epífisis se asemeja a una piña de pino, de donde toma su nombre, y está presente en los vertebrados más desarrollados, excepto algunos, como el caimán, que la perdieron en el proceso de selección natural. Descartes creía que era el asiento del alma y del pensamiento, la imaginación y la memoria.
En algunos anfibios y reptiles, se presenta como un órgano externo, denominado ojo pineal, que recibe directamente la información sobre la luz procedente del exterior.
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