Adjetivo prácticamente inexistente en nuestra lengua desde hace varios siglos, pero el diccionario de la Academia Española lo mantiene en su repertorio atribuyéndole tres significados: ‘falso, falto de ley’, ‘Endeble, fácilmente deformable, enclenque’ y ‘tísico’. La última acepción tiene la marca de ‘anticuada’, lo que significa que no se usa desde el año 1500, y la penúltima está marcada como ‘en desuso’, es decir, que registra casos posteriores a ese año, pero no después de 1900. En el Corpus del Español Actual (CREA), no figura ningún caso de trefe, mientras que en el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) el caso más reciente es de 1910, y todos los demás corresponden al período entre 1485 y 1627.
Cabe suponer que el usuario más reciente, el escritor Miguel Garrido Atienza, haya buscado este vocablo en el diccionario para componer una rima:
y al sabor del paladar
no haces si no tragar
de la nata y del abefe,
y como vianda, trefe
En este caso, el vocablo parece tener una acepción que no figura en el diccionario académico pero que el etimólogo Joan Corominas menciona en el suyo: ‘comida deteriorada’, cuyo origen atribuye a la lengua hebrea, en la cual ‘terefa’ significa ‘carne prohibida’ o ‘manjar echado a perder’. Esta etimología hebrea ya figuraba en el diccionario que se llamó «de Autoridades», el primero de la Academia (1739), con el significado de ‘enfermo o dañado’. Para el lingüista alemán del siglo XIX Friedrich Diez, terefa fue inicialmente ‘comida despedazada por los animales’ y, más tarde, ‘manjar deteriorado’.
En español encontramos trefe también en la palabra mequetrefe.
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