Toda vez que en alg&úacute;n grupo de miembros de una sociedad surge un conjunto organizado de creencias que van más allá del orden natural, hablamos de religión. Otras definiciones incluyen, asimismo, la idea de lo sagrado y de la sumisión a poderes que van mucho más allá del hombre. Cuando se trata de creencias sobrenaturales, pero menos organizadas y sin la noción de sacralidad, hablamos de superstición.
En el siglo XIII, Gonzalo de Berceo, el poeta de temas piadosos, fue el primero que usó en español la palabra religión, proveniente del latín religio, -onis, que significaba 'fidelidad al deber, lealtad al deber, escr&úacute;pulo, obligación religiosa, culto religioso' y, también, 'religión', como vemos en este fragmento de su Historia de San Millán:
Anselmus so criado preçiosa criazon,
Con muchos buenos omnes de grant religion
Aguisaron el cuerpo del preçioso varon
Por darli sepultura e ferli proçession.
Cicerón afirmaba que religio provenía del verbo latino relegere 'releer', 'retomar lo que se había abandonado', 'reverlo', pero los estudiosos modernos prefieren la etimología propuesta por San Agustín (354-430 d. de C.), que vincula religio al verbo religare 'apretar', 'ajustar', 'atar', ya que la palabra latina religio significa, en muchos casos, 'acción de atarse, de vincularse, de asumir una obligación'. El latín religare procede del indoeuropeo leig-, con idéntico significado, de donde también se han derivado voces como ligadura, liana, ligamento, obligar.
La palabra latina dejó sus huellas en varias lenguas europeas modernas: en italiano, religione; en portugués, religião; en alemán, Religion; en francés, réligion, en catalán religióy en inglés, religion.
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