Como los intérpretes de hoy, los trujamanes, desde la antigüedad hasta la Edad Media, hacían posible la comunicación entre dos individuos con diferentes lenguas, reformulando de manera improvisada los dichos de los interlocutores.
El Imperio acadio tuvo su apogeo en Mesopotamia entre los siglos XXIV y XXII a. C. (2334 a 2192 a.C.), es decir, se extendió durante 141 años, en toda la cuenca del Tigris y el Éufrates. La lengua acadia se convirtió en idioma oficial en toda la región del golfo Pérsico, donde dominaron el comercio con diversas tierras lejanas.
Esto hizo necesario el trabajo de intérpretes y traductores, que los acadios llamaron targumanu. Esta palabra pasó al arameo como turgemana. Los árabes, al extender sus conquistas por el norte de áfrica y en la Península Ibérica tuvieron necesidad de intérpretes, que llamaron turgumanes. Hacia mediados del siglo XIII, la palabra fue tomada por el español bajo la forma trujamán.
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