Proviene del nombre de Venus, la diosa romana del amor y del sexo. La palabra llegó a nosotros a partir del adjetivo latino venereus, referente al placer o a la relación sexual, para la cual el inglés adoptó venereal en el siglo XV. También venerar y viernes, así como el nombre del más brillante de los planetas, Venus, tienen origen en el nombre de la diosa romana del amor, que para los griegos es Afrodita, pero los ecos de esta última en nuestra lengua debemos buscarlos en afrodisíaco.
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