El galio es un metal de color gris azulado en estado sólido y plateado en estado líquido. Fue descubierto espectroscópicamente en 1875 por el químico francés Paul Lecoq de Boisbaudran, quien sólo un año más tarde logró aislarlo en estado sólido. Aunque muchos creen que Lecoq bautizó su hallazgo con ese nombre por espíritu patriótico, el descubridor quiso perpetuar, en realidad, su propio nombre (Lecoq significa en francés ‘el gallo’) y lo tradujo al latín gallium.
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