Todos quisiéramos hablar y escribir correctamente, pero es bueno no exagerar porque a veces ese deseo puede llevarnos a cometer un exceso, un error llamado ultracorrección, que Fernando Lázaro Carreter definía así en su Diccionario de términos filológicos: Fenómeno que se produce cuando el hablante interpreta una forma correcta del lenguaje como incorrecta y la restituye a la forma que él cree normal. […] Los lingüistas españoles prefieren el término ultracorrección al de hipercorrección, preferido por los lingüistas alemanes, ingleses y franceses. A ultracorrección hay que atribuir pronunciaciones como Bilbado, expléndido, périto y buevo (huyendo de güevo). Cabe destacar que la ultracorrección es un error y, por tanto, no es deseable usar términos como ultracorregir o ultracorrecto, que parecen sugerir algo que sería más que correcto, cuando se trata, precisamente, de lo contrario. Corregir proviene del latín corrigere, que se deriva de regere ‘regir’, ‘gobernar’, ‘guiar’, ‘conducir’.
|