En el ocaso del Imperio romano, el dux era un jefe de provincia con potestades civiles y militares. La palabra, que provenía del latín ducere ‘conducir’, ‘dirigir’, se mantuvo durante la Edad Media para designar a los nobles que ejercían su poder sobre un territorio determinado, pero adoptó en francés la forma duc, que llegaría luego al castellano como duque. En inglés se usó durante algún tiempo el término earl, pero finalmente se impuso duke, con su femenino duchess. En el siglo XX, con el advenimiento del fascismo*, el dictador italiano Benito Mussolini se autodesignó con el título de duce, buscando vincular su cargo con la antigua Roma, aunque fuera en tiempos de la decadencia del Imperio.
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