En el siglo XII, hubo en París un palacio que se llamó Gloriette. Más tarde, por influencia del sufijo -ette, que en francés sugiere diminutivo, se aplicó a pequeñas habitaciones bellamente decoradas y, por último, a un espacio semiabierto en jardines, generalmente cubierto de plantas trepadoras. Glorieta aparece registrada por primera vez en español en 1607, en el Tesoro de las dos lenguas francesa y castellana, de Oudin.
|