Es el nombre de una tubería destinada a conducir petróleo a larga distancia, con frecuencia a países diferentes. La palabra se formó mediante el vocablo latino para el aceite de oliva oleum, tomado del griego elaion, con el mismo significado, y el participio ducto. Como es obvio, la existencia del petróleo no se conocía en tiempos de los griegos y latinos, y el hombre logró elaborar aceites comestibles a partir de frutos diferentes de las aceitunas sólo muchos siglos después, pero el nombre se mantuvo para todos ellos, incluso para los aceites minerales derivados del petróleo. La palabra ducto, por su parte, era el participio pasivo del verbo ducere ‘conducir’, como en aquæductus ‘acueducto’.
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