Apropiarse de obras de creación intelectual ajena, dándolas como propias; cuando no se dan como propias, el delito en que se incurre es el de hurto.
Plagio —igual que plaga y llaga— se vincula en su origen etimológico al vocablo latino plaga y fue incorporada al Diccionario de la Real Academia en 1869 como una voz de creación culta, tomada directamente del latín plagium, que significaba 'robo de esclavos' y también 'plagio literario', como en nuestros días.
Este sustantivo se había formado a partir del adjetivo griego plagios, con el significado de 'engañoso, trapacero, oblicuo', que provenía, a su vez, de plazein 'golpear', 'descarriar', que también está en el origen de plaga.
El plagio es un delito despreciable, porque equivale a la apropiación del trabajo ajeno por parte de quienes no tienen capacidad para crear por sí mismos. En algunos países, plagio significa también 'secuestro de personas', un sentido que es heredero del robo de esclavos ajenos, mencionado más arriba.
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