Proviene de enojar en la antigua lengua provenzal de Oc, que significaba 'aburrir' o 'fastidiar'. La palabra provenzal se derivaba del latín vulgar inodiare, un verbo que tanto podía significar 'inspirar odio' como 'inspirar asco' y que se formó a partir de la locución latina in odio esse alicui (ser odiado por alguien).
En el español de hoy, enojo denota un 'movimiento del ánimo que suscita ira contra alguien'. Sin embargo, en lengua portuguesa el verbo inodiare siguió un camino diferente, y enojar significa en ese idioma 'inspirar asco' (que en portugués es nojo).
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