Los francos fueron una tribu germánica originaria, probablemente, de la Panonia, una región del territorio donde hoy se sitúa Hungría. Más tarde, los francos se desplazaron hacia el oeste para ocupar la región de Frisia, donde están en la actualidad los Países Bajos. A mediados del siglo IV de nuestra era, en la época de la decadencia del Imperio romano, el emperador Juliano les cedió la Galia para pacificarlos, y los francos se incorporaron al Imperio como un aliado federado. En la época de su apogeo, el reino de los francos abarcó la mayor parte del actual territorio de Francia y parte de lo que hoy es Alemania (Franconia). Este pueblo germánico se unió a los pobladores celtas del lugar, los galos, y ambos grupos indoeuropeos constituyeron el origen de lo que siglos más tarde sería la nación francesa. Sin embargo, los francos dejaron una impronta más fuerte que la de los galos, por lo menos en el nombre del país: etimológicamente, Francia significa ‘tierra de los francos’.
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