En la Edad Media, los árabes usaban la palabra saq para referirse a un rebaño y también para designar el acto de conducirlo o pastorearlo. Más adelante, la palabra ingresó al lenguaje militar de ese pueblo bajo la forma saqa, que se refería a la retaguardia de un ejército.
El vocablo entró al castellano con cedilla bajo la forma zaga, como aparece documentada en el Cantar de Mío Cid (1140) y hacia el siglo XIII dio lugar al modo adverbial en zaga, usado para denotar 'atrás' o 'detrás'.
En el siglo XIII ya aparecía zaguero con el significado de 'el último' o 'el que está detrás?.
La grafía con cedilla se mantuvo hasta el siglo xv, aunque convivió durante más de un siglo con la forma actual, zaguero.
Sin embargo, por esa época era considerado un vocablo vulgar, al punto que Juan de Valdés decía en su Diálogo de la lengua (1535):
Tampoco digo cabero ni zaguero, porque están desterrados del bien hablar, y sirven en su lugar último y postrero.
A partir de entonces, zaguero fue palabra muy poco usada en castellano, prácticamente desapareció entre los siglos XVII y XIX para reaparecer sólo en el siglo XX, cuando el fútbol se tornó popular en los países hispanohablantes. La añeja palabra hispana de estirpe árabe renació entonces en el mundo del balompie para reemplazar back, que es como se designa en inglés a los jugadores de fútbol que juegan en las últimas líneas de la defensa.
Sin embargo, no es difícil tropezar aún hoy en crónicas futbolísticas con la palabra inglesa, que resiste bravamente las embestidas de zaguero, como vemos en este texto de la revista estadounidense Noticiero de Norte a Sur, publicado en julio de 2002:
Los esquemas se vuelven un verdadero problema matemático o geométrico, y yo me pregunto: 'que tenía de malo jugar con un back derecho, ahí cerquita del área nomás, un back izquierdo que tapaba agujeros y hasta se mandaba al ataque.
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