Una falsa etimología, no por eso menos difundida, es que prestidigitador proviene del latín præstus ‘pronto’ y digitus ‘dedo’. En realidad, se originó en el bajo latín præstigium ‘fantasmagoría’, ‘juegos de habilidad manual’ y su derivada præstigiator ‘el que hace juegos de mano’. Sin embargo, el respetado Dictionnaire d’étymologie, de Albert Dauzat, recoge como buena esta falsa versión, que surgió por primera vez en francés en 1829, como prestidigitateur en lugar de prestigiateur. Esta forma fue adoptada en castellano en 1855 como prestidigitador. En español, prestigio* denotaba, inicialmente, ‘juegos de mano’, como en latín, y más tarde, ‘fascinación o ilusión con que se impresiona a alguien’. Este último significado fue evolucionando hacia el actual, de ‘ascendiente’ e ‘influencia’
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