Se usa para denominar a una 'persona grotesca, desdeñable', 'neciamente presumida o estrafalaria' y también un 'muñeco grotesco, a veces movido por hilos', según la definición académica.
Esta última acepción es, probablemente, la más usada hoy en día para referirse, en sentido metafórico, a autoridades de las que se afirma que no actúan de acuerdo con sus propias decisiones, sino movidas por hilos manejados por personajes poderosos que permanecen en la sombra.
La palabra proviene del francés fantoche, lengua a la cual llegó en 1863 del italiano fantoccio, con el significado de 'títere o marioneta', para trasmitir la idea de que un fantoche es un sujeto manejable como un niño. Fantoccio proviene de fante 'niño pequeño, infante' (v. infancia), derivado del latín infans -ntis 'mudo', 'infantil', compuesto por la partícula privativa in- y fans, participio del verbo latino fari 'hablar'.
La Academia Española recogió este término por primera vez en su diccionario de 1925.
|