La forma popular de la Edad Media fue vergüeña alternando con vergüença, que se corresponde con el asturiano actual y con el gallego vergoña, así como con el catalán vergonya, el portugués vergonha y el italiano vergogna.
En el Poema de Mio Cid aparece vergüença: Nol pueden catar de vergüença ifantes de Carrión (v. 3126), la misma forma que aparece en los poemas de Berceo, a veces con el derivado envergoñar, mantenido hoy en el portugués envergonhar ‘avergonzar’.
Corominas (1980) cita asimismo el longobardo birgondza y el retorrománico vergondze.
Todas estas formas provienen del latín verecŭndĭa ‘discreción, pudor, vergüenza’, que a su vez se derivó de la raíz indoeuropea wer-, vinculada con las ideas de ‘prudencia’, ‘cautela’ y ‘respeto’. En castellano tenemos también, del mismo origen, inverecundia ‘desfachatez’ e inverecundo ‘desfachatado’.
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