Un cheque es una ‘orden de pago expedida contra un banco sobre fondos depositados en la cuenta del librador’. En la Edad Media, era común que los señores depositasen su oro en el único lugar que tenía instalaciones de seguridad apropiadas: el taller del orfebre. Con el tiempo, estos artesanos empezaron a emitir papeles que representaban partes fijas del oro que guardaban, obligándose a cambiar esos documentos por su valor en metal precioso. Hacia fines de la Edad Media, muchos orfebres --más tarde agentes financieros y los primeros bancos que fueron surgiendo-- comenzaron a emitir certificados con valores fijos en oro: eran los primeros billetes de banco. En el siglo XIV, con el surgimiento de la clase burguesa y con el auge del comercio, que movilizaron en Europa bienes y valores en una escala nunca antes imaginada, estos documentos con valores fijos resultaban exiguos para las necesidades del capitalismo naciente, por lo que aparecieron otros nuevos documentos que podían ser escritos por el depositante con el valor deseado, siempre que éste estuviera cubierto por sus depósitos. Eran letras de cambio a la vista. Aceptadas inicialmente por el banco de los Médici y, muy pronto, por otros bancos, pueden ser consideradas como los primeros cheques, aunque todavía no llevaban ese nombre. Esta costumbre se extendió a las Islas Británicas con la creación del Banco de Inglaterra en 1605, que asumió la función de albergar el oro del Reino y emitir papeles que lo representasen, con su valor equivalente expresado en libras esterlinas. Surgieron así los primeros billetes de banco emitidos por un Estado. Las letras de cambio adquirieron nueva importancia con la creación del Banco de Inglaterra, y tanto éste como otros bancos empezaron a dar a sus clientes libretas en blanco de esas letras, que los depositantes llenaban de acuerdo con el monto del retiro que quisieran hacer. Al igual que los cheques de hoy, cada hoja de esas libretas tenía un talón, en el que se anotaban los datos del retiro, y que servía luego para la verificación. Pero volvamos un poco atrás para indagar la milenaria historia de la palabra check (en inglés antiguo, chek), una historia que se inició hace tres mil años en el Reino de Persia, en cuya lengua, el pelvi, la palabra para rey era shah, procedente del antiguo persa khshayathiya. De shah nos llegó también, a través del árabe sah, la palabra jaque (check en inglés y échec en francés), un lance del juego de ajedrez* en el cual el rey se ve amenazado. A partir de los ajedrecistas de habla inglesa, la palabra medieval chek y la moderna check fueron adquiriendo significados tales como ‘detener’, ‘rodear’, ‘comprobar’ y ‘verificar’; primero con relación al rey del ajedrez, y más tarde con respecto a otros tipos de verificaciones, hasta que el propio talón de las libretas de letras de cambio fue llamado check. Posteriormente, el nombre del talón se extendió al documento entero, y la letra de cambio pasó a llamarse cheque en Inglaterra y check en los Estados Unidos de Norteamérica. La palabra llegó a nuestra lengua en su forma británica hacia fines del siglo XIX y fue incorporada al Diccionario de la Real Academia en 1899.
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