Los caballeros andantes que recorrían los bosques y praderas de Europa narraban incontables hazañas, algunas de las cuales tal vez fueran reales, pero muchas otras, ciertamente, eran fruto de su imaginación o, tal vez, de la creatividad de los cantores de gesta que alababan sus andanzas.
Muchas de tales heroicidades estaban dirigidas a conquistar la admiración de jóvenes doncellas, lo que puede explicar el deseo de impresionar a quienes las oían. Entre las proezas narradas por los caballeros andantes, se destacaban las numerosas referencias a supuestas batallas contra el endriago, un «monstruo fabuloso con facciones humanas y miembros de varias fieras».
El nombre de la temible criatura parece provenir de hidriago, palabra formada por hidra, del griego ὒδρα(hýdra) ‘serpiente acuática’ y dragón, del griego δράκων (drakon) ‘dragón’.
Y si no fuese por esto, no se podrían socorrer en sus peligros los caballeros andantes unos a otros, como se socorren a cada paso, que acaece estar uno peleando en las sierras de Armenia con algún endriago o con algún fiero vestiglo. [...]. (Quijote).
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