Pago que se da, generalmente en forma mensual, por el uso de una vivienda urbana o un bien mueble por un tiempo determinado. En la antigua Roma, se construyeron bloques de apartamentos ―que se llamaron insulae ‘isla’― para albergar, mediante el pago de un alquiler, a la población, que se duplicó en los cien años anteriores a Augusto.
Durante la Edad Media, se pagaban derechos o tributos al rey o al señor feudal por el uso de las fincas. Además, los inquilinos eran obligados a prestar servicios en trabajo o en actividades militares a los señores.
En el siglo XX, los alquileres fueron regulados en beneficio de los moradores, para evitar abusos de los propietarios, luego de diversas huelgas de inquilinos en diferentes lugares del mundo, tales como Nueva York, Buenos Aires y Berlín.
La palabra alquiler proviene del árabe hispánico alkirá o alkirí, que a su vez se formaron a partir del árabe clásico kirā ‘alquiler’, del verbo kârā ‘alquilar’. En portugués, se prefirió el verbo alugar ‘alquilar’ y el sustantivo aluguel ‘alquiler’, tomados del bajo latín allocare.
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